BTL (Below The Line), y consiste en emplear formas de comunicación no masivas dirigidas a un segmento en particular, empleando como recursos la sorpresa, creatividad y el sentido de oportunidad, creando así canales novedosos para comunicar un mensaje en específico.
Dentro del Below the Line se ubican el marketing directo, el marketing promocional, así como el marketing relacional: las relaciones públicas, patrocinios, merchandising, y mucho más.
Se tiene la percepción de que la publicidad BTL es todo aquello que se comunica fuera de los medios masivos. En realidad esto no es necesariamente cierto.
El factor que marca la diferencia en este tipo de campañas es el público meta al que va dirigido y la creatividad empleada; no el medio.
Por ejemplo: una valla es un medio convencional y masivo, pero dependiendo de la creatividad aplicada puede considerarse como publicidad BTL.
Normalmente, y a diferencia del marketing de guerrilla, la publicidad BTL se complementa por campañas convencionales o Above The Line (ATL).
En toda campaña BTL, uno de los elementos más importantes debe ser el feedback o retroalimentación, ya que al ser un modelo basado en una comunicación personalizada, esta es una manera de medir su efectividad.
Esto ha provocado que aumenten las campañas totalmente interactivas (ya sea por mailing, redes sociales o medios convencionales) que buscan la relación personal con su audiencia.
El BTL, así como el Marketing de Guerrilla, incluye (hasta cierto punto) romper las leyes establecidas del marketing, lo que da como resultado campañas llenas de creatividad e ingenio, que adoptan el riesgo que esto conlleva como algo positivo, para conectar más profundamente con su público meta.